sábado, 9 de julio de 2011

Sexto capítulo.

No somos los únicos.


Querido diario:

Días después de la noche en casa de Susan nos fuimos a un concierto todo el grupo. Nada fuera de lo común. El concierto no estuvo nada mal, aunque me esperaba un poco más, si te soy sincera. Sin embargo, con la compañía que tenía todo era estupendo. Ese día nos controlamos bastante con la ingesta de alcohol, por lo que, no hubo ningún tipo de desmadre.

Sin duda había sido una gran noche. De regreso a casa, a eso de las siete de la mañana, cuando volvía de desayunar con los chicos después del concierto, me topé con una pareja peculiar. Como siempre, me puse a observarles – no puedo evitar hacerlo – ellos, como me solía pasar a menudo, no repararon en mi presencia y siguieron con lo que estaban haciendo. Hasta que algo raro sucedió. De repente, la chica se quedó paralizada y sus ojos se movían de un lado a otro sin parar. Su acompañante, por el contrario, parecía estar acostumbrado a la situación y esperó el momento. Entonces, ella volvió en sí, le dijo algo por lo bajo a él, no supe con certeza qué era, pero al ver sus caras supe que algo malo me iba a pasar. Ambos se percataron de mi presencia y sus miradas por poco consiguen fulminarme. Cuando pasaron a mi lado, me permitieron tener esa sensación tan rara; la mima que percibí en Grace.

Cuando se perdieron en la lejanía, un escalofrío me recorrió la espalda. Algo malo iba a ocurrir y yo sería víctima de ello. Pero ¿quiénes eran esos dos y qué podían ser capaces de hacerme?

No hay comentarios:

Publicar un comentario