jueves, 6 de octubre de 2011

Décimo capítulo.


Día de Universidad.

Querido diario:

Hoy ha sido el primer día que he vuelto a la Universidad después de mi pequeño “percance”. Hoy ha sido el primer día que les he vuelto a ver la cara a esos miserables, porque no tienen otra forma de llamarse. Como siempre sentados en la escalera criticando a todo aquél que pasara cerca de ellos. Se creen los amos del lugar y algún día eso tendrá que cambiar. Y espero que ese día no ande muy lejos.

Hoy mis amigos se han dado cuenta de la gravedad del asunto. Hoy se han dado cuenta de todas las magulladuras y los golpes que tengo por mi cuerpo y todavía están asombrados porque he conseguido sobrevivir. Créeme yo también lo estoy. Ese chico… ese chico tan especial… ¡Espera! Nunca me dijo su nombre. Estamos otra vez en las mismas, “El chico misterioso del poder inmortal” ¡Pues vaya nombre…! Llevo días pensando en él y en esa extraña atracción que me produce. Bien es verdad que siento algo especial con todo aquél que tiene poder, pero con el es como más… fuerte, más intenso… ¿Qué te está pasando Kate? ¡Bufffff! – Eso pensaba mientras estuve en mis eternas tres horas de clase, mirando cada tanto el reloj y viendo cómo a la manecilla le costaba más moverse un segundo. Pensé que jamás acabaría esa hora, pensé que moriría ahí mismo y entonces desperté del lapsus. La clase había acabado y mis compañeros se agolpaban en la puerta, deseosos de ver el mundo exterior de nuevo.

Yo caminaba con los cascos puestos. La música un poco más alta de lo normal y abstraída de mis pensamientos. No quería pensar más, porque siempre caía en el mismo tiempo. “Mis súper veinte”. Por lo que, me era mejor evadirme un poco del mundo real. Y en un paso de peatones cerca de casa… ¡ZAS! Alguien me toca el hombro y al volverme le encontré a él ahí…

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